domingo, 29 de abril de 2012

Here We Go Again

Es irónico. Ahí estaba en el concierto que toda mi vida quise ver. Solamente había que esperar que tocara Whitesnake, una banda que en su época no me llamaba mucho la atención, salvo por aquellos vídeos con la chica bailando encima del automóvil (los ochentosos entenderán) y luego vendría mi banda favorita de aquellos tiempos en los que mi cabello era un tanto más abundante y con muchos menos manchones blancos. Era cuestión de esperar unos momentos más.

Hasta que sonó esa bendita canción. No sé si era que había dormido poco, bebido mucho la noche anterior o simplemente me explotaba la noción de que en un par de días comenzaba el resto de mi vida. Pero, bueno, tocaron la cancioncita y me  abrumaba la sensación de que lo que nos esperaba, en nuestras vidas, estaba lleno de incertidumbre, desafíos y aventuras. 

"No sé a dónde voy, pero sé muy bien dónde he estado". Tal vez el resto de la canción no me diga mucho, pero ese inicio es gigantesco.


Luego, tocó Judas Priest, a quienes realmente fui a ver, y el concierto en general estuvo brutal.  Pero irónicamente fue ese momento inesperado, con una banda que ni me iba ni me venía, con una canción que poco significaba para mí, que finalmente me daba cuenta de la magnitud de nuestra decisión. 

A los pocos días llegamos a la ciudad de Auckland, Nueva Zelanda, nuestro nuevo hogar. Habían sido días intensos antes de viajar, pero siento que dejamos en Caracas muchísimas cosas conclusas. Se cerraba un ciclo en nuestras vidas e iniciábamos una nueva etapa.

El ajetreo de los últimos días allá y la desorientación de los primeros días acá nos dejó sin mucho tiempo para entrenar. El maratón de Auckland tendría que ser lo que saliera. Y así fue. Maydelene corrió una segunda mitad bastante fuerte y yo, para variar, pasé trabajo del km 36 en adelante.

Auckland Marathon 2011
A los pocos días un gran corredor de montaña, como una especie de leyenda por estos lares, a quien solamente conozco por medios virtuales, nos daba un regalito de bienvenida: un par de inscripciones a un maratón de montaña. ¡No nos quedaba otra que seguir corriendo! Por lo menos esta vez fue por el monte y disfrutamos de paisajes indescriptibles.

Te Henga Walkway, West Coaster Trail Marathon.

Aprovechamos que se celebraba un copa del mundo de triatlón en la ciudad y nos fuimos de voluntarios.

De voluntarios en el triatlón de la ITU, pero igual aprovechamos para tomarnos una foto con Jo Lawn y Armando (venezolano)
Se acercaba el fin del año y era hora de trazarse metas. Para variar un poco el asunto, decidimos entrenar para un triatlón. Lamentablemente, un accidente en la bici en la primera rodada larga hizo que se pospusieran esos planes. Luego vinieron lesiones y situaciones extradeportivas y finalmente no se concretó ese plan.

Llegaría el 2012 con mucha incertidumbre, poco presupuesto y bastante por resolver. La aventura tendría que esperar un poco. 

No obstante, no perdíamos la oportunidad de conocer varios de los lugares alucinantes que hay en Auckland y sus alrededores y de hacer nuevas y buenas amistades.

Whatipu, Hillary Trail.

Decidimos, finalmente, celebrar nuestro primer semestre en Nueva Zelanda con una pequeña carrerita. Poco importaban las condiciones (o falta de las mismas) que tuviéramos; lo primordial era disfrutar. Y así fue que llegamos al pueblo de Waihi, a unos 150 km de Auckland.


La ruta de la sección de montaña, disciplina que le correspondía a la dura del equipo, la promovían  como una de las más espectaculares de la isla norte. Al cabo de una hora y pico, llegaría Mayde a la cima, donde se encontraba la zona de transición. Un buen tiempo en un recorrido bastante exigente.

Ahí la esperaba yo, listo para correr por el monte. Pero el caso era que lo que me tocaba era la parte de ciclismo de montaña y no la de correr. Así que salí en bici y al poco rato me preguntaba dónde había dejado la cordura. Menos mal que, ante la falta de condiciones, siempre existe la memoria muscular y, aunque no podía obviar el pataruquismo en las subidas, las piernas poco a poco se recordaban de cómo era el asunto. La ruta fue espectacular y variada: montaña, granjas, senderos.

Finalmente, llegué a la mina de oro, literalmente. Waihi es conocido por sus playas y sus actividades mineras. En la carrera,  nos tocaría correr juntos alrededor de una gran mina hasta la meta. Me encontré con Mayde en la zona de transición. De ahí, salimos a correr y montamos un paso bastante fuerte para nosotros. Comencé esta sección preocupado por Mayde, preguntándome si ella iba a poder aguantar ese ritmo y, como cosa rara, terminé preocupado por mí mismo durante ese fuerte remate mientras ella corría con un enfoque implacable.

Cruzamos la meta con buenos ánimos. El maestro de ceremonias, al ver en su lista unos nombres un poco distintos al resto, nos preguntó de dónde éramos. Con mucho orgullo y, como insinúa la canción que cité arriba, sin por un momento dejar atrás de dónde venimos, le respondimos: "Venezuela".



Foto conmemorativa. Mayde a toda mecha mientras que yo perdía la cabeza.
Estamos por estos lares ahora, pero jamás se nos olvidará de dónde venimos, nuestra gente y las experiencias y aventuras vividas.

¡Aquí vamos de nuevo!

Félix