Hay que ver que esto de la larga distancia pareciera una obsesión. Desde que llegamos a Nueva Zelanda, leía acerca del Sendero Hillary y todos sus detalles. Es una caminata de 4 días pero que ya algunos corredores locales habían hecho de un solo golpe. ¡Uno hasta la hizo ida y vuelta! Sabía que en algún momento yo mismo lo iba a intentar.
Después del año sabático que me tomé para culminar los estudios y mudarme al otro lado del planeta, es poco lo que he hecho. He retomado consistentemente el entrenamiento de unos meses para acá, pero recién estoy comenzando a hacer largas distancias otra vez.
Luego de 3 fines de semanas seguidos reconociendo por partes el Sendero Hillary (76,5 km) llegaba el momento de intentarlo de punta a punta. Así que me uní a un grupo de corredores locales que no se le ocurrió otro nombre para este evento informal que "Demencia de medianoche a mediados de invierno".
Todos los elementos estaban presentes para hacerle honor al nombre: Sí, era mediados de invierno y, aunque el de Auckland no es tan frío como el del resto del país, hacía unos 5 grados a la salida; justo a las 0:00 horas arrancamos y, bueno, el hecho de encarar este reto posiblemente no era precisamente una demostración ejemplar de cordura.
La gente de Macpac, con la que he tenido bastante contacto últimamente, tuvo la gentileza de ayudarme con alguito de material. A última hora me dieron un morral, el AMP Race 12 hr. La norma para muchos corredores, especialmente los de larga distancia, es "nunca probar nada nuevo el día del evento" pero el buen diseño del morral me dio la confianza necesaria para hacerlo y no me arrepentí. Sólo le agregué el termo externo RaidLight y estaba listo. Va a ser un nuevo compañero habitual de aventuras.
En cuanto al resto del material, pues, iba en gran parte con mi indumentaria Macpac, que incluía una camiseta de lana de oveja merina. Debo admitir que antes de venir a estos lares no sabía nada de lana y más bien tenía una opinión un tanto negativa pero no necesariamente fundada. En fin, la lana de oveja merina es excelente. Sus propiedades principales son que es liviana, no retiene malos olores, se seca rápidamente y, especialmente, mantiene de forma impresionante el calor corporal.
Con respecto a la comida, llevé lo típico, unos cuantos geles y algunas barras energéticas, además de un par de bolsitas de pretzels y unos cuantos sandwiches de mantequilla de maní y mermelada. También llevé otro de los grandes productos locales que he 'descubierto' acá: Em's Power Cookies. Estas galletas son espectacularmente buenas, de hecho, esperaba con ansias el momento para comerme otra durante el camino. Son hechas por Emily Miazga, una canadiense que migró a Nueva Zelanda y ganó 3 veces la mítica Coast to Coast, la más importante por estos lares y la que espero poder hacer en un par de años. Ella entrenaba con ellas, las compartía con su compañeros de rutas, quienes le recomendaron comenzar a venderlas. Las preparaba en su casa y repartía personalmente en su bici. ¡Y ahora son impelables en todas las carreras de larga distancia locales!
Éramos 11 corredores. 4 de ellos saldrían con la meta de batir el record de la ruta (10:10); parecía difícil porque las últimas semanas de lluvia dejaban la ruta, que de por sí es complicada, en condiciones poco favorables. Los otros 7 éramos la organizadora, quien detenta el mejor registro para una mujer en la ruta sin apoyo (15 horas), un corredor que se había quedado corto en dos intentos previos y 5 más que intentaríamos por primera vez.
Conocer el camino, gracias a los reconocimientos por partes que hice con Mayde y unas amigas durante junio, y saber lo que espera siempre es una ventaja. En mi caso, me ayudaba a tratar la ruta con el respeto que se merece y a no impacientarme.
El paso fue fuerte, por lo menos para mí, al inicio. En los planos, los compañeros de ruta se me iban. Pero ahí me mantuve y pude apretar un poco el paso en la subida más fuerte y su respectiva bajada. Llegamos un grupo de 3 al primer punto. Estaba haciendo 2 grados, sin contar el efecto de la brisa. Dos de los que llegaron media hora después se retiraron en ese punto.
Ahí me preocupé un poco ya que los cuatro con los que me quedé sin duda alguna eran más fuertes que yo. Los que se habían retirado eran mi 'esperanza' hasta ese momento. Y tan pronto salimos se confirmaron mis temores. Ya en la subida veía como se me escapaban los compañeros. Tuve que apretar para poder emparejar el paso pero, definitivamente, no era el esfuerzo que quería hacer faltando todavía dos terceras partes ó unas 10 horas de camino.
En la noche, casi todo fue sube y baja, barro y más barro. Así que fue excelente salir por un rato a correr por la playa de noche. Teníamos equipo de apoyo cada 3 horas aproximadamente y las paradas se iban alargando cada vez más. Así que para emparejar yo trataba de salir un poquito antes y a los minutos me alcanzaban.
Seguí a mi paso. De verdad que no estaba en condiciones para emparejar el paso con ellos. Yo sólo quería terminar. Es impresionante como el cuerpo ya sabe a lo que lo sometes. Yo sabía que iba a terminar aunque por fuera no diera esa impresión.
Finalmente, terminaba la sección de Te Henga. Fue lo más duro de todo el recorrido pero ya sabía que al pasarlo estaba prácticamente listo. Al final de la última subida estaba Jo. No la conocía, pero me ofreció galletas, mucho ánimo y me acompañó hasta el final del recorrido.
Los panas que ayudan no saben lo valioso que es, salvo que hayan recibido ese tipo de apoyo antes. En Venezuela, la cantidad de amigos, compañeros y hasta familiares era enorme e incomparable. Se les extraña inmensamente. No obstante, no me puedo quejar de la buena comunidad y amistades que estamos haciendo. Ese espíritu de aventura y compañerismo entre los que hacemos estas actividades no conoce fronteras y eso lo hemos comprobado aquí y en los pocos países en los que hemos echado pie en el cerro. A algunos nos obsesiona la aventura y nos gusta estar en ambos lados de ella y lo disfrutamos casi por igual. Es una sana obsesión. Es una demencia que no pensamos tratar y hasta contagiosa puede ser.
No caería el registro de la ruta. Las condiciones no eran las más apropiadas. Es muy probable que en verano, con menos lluvia, frío y barro y con más horas de luz natural, los que se propusieron esa meta lo logren. Uno solo impresionantemente llegó a 10 minutos de la marca mientras que los otros 3 estuvieron cerca de las 13 horas. Nuestro grupo llegó separado, pero por no más de 7 minutos, siendo yo el último con 15:44.
A pocos metros de la llegada en la playa de Muriwai estaba Mayde con cámara en mano y nos tomó estas imágenes al final del camino. Una cosa es cierta: ¡Definitivamente nos sentíamos mejor de lo que nos veíamos!
Para el primer trimestre del año que viene se celebrará el Ultramaratón "The Hillary" sobre la ruta y con unos 5km de más. Sin duda, allá estaremos.
Félix
Obsessed Slowrider
MANDA EM'S POWER COOKIES A VER SI DEJO BOTADA A MELBA!!
ResponderBorrarUFFF POR FIN EL BLOG AGAIN!!!! HACIA FALTA POR ESTAS LATITUDES. SE LES EXTRAÑA MAS DE LO QUE PARECE JEJEJE
ResponderBorrarVengan y se las brindo aquí, par de joyas.
ResponderBorrarRómulo, ya sabes a quién me refiero con lo del apoyo. ¡Jugo de parchita!
Felicitaciones pana, ultreros de Venezuela para el mundo. Saludos desde Málaga España.
ResponderBorrarUn abrazo, pana Gersi. A ver cuando te animas a correr por estos lares. Saludos.
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